
En los tiempos que corren, podemos ver ejemplos y contra ejemplos muy claros de la coherencia en el branding. Porque la coherencia de marca es siempre imprescindible para que las marcas puedan subsistir y mantenerse, pero especialmente en la actualidad que cuando vivimos tiempos difíciles, todo es observado más al detalle y de modo más sensible, y cada día es más exigida por los consumidores y el público en general la ausencia de hipocresía. Osea, decir una cosa, y hacer la contraria.
Y aquí, cuando hablo de marca, ya no hablo solo de marcas de leche, de coches o de ropa, lo que serían marcas de consumo, hablo de marcas en concepto general, e incluyo ahí también, y especialmente, a personas e instituciones de todo tipo.
Recientemente hemos visto como se linchaba públicamente a Maribel Verdú, por no mantener teóricamente su coherencia de marca personal, apoyando a los más desfavorecidos y las víctimas de los desahucios al recibir el premio Goya, mientras vestía un traje de lujo, y siendo que había salido en un anuncio de hipotecas de un banco en su día. Aunque desde mi punto de vista, en ese caso para mí era algo cuestionable.., pero lo que está claro, es que pone de manifiesto que para que una marca se mantenga en el tiempo y mantenga la relación y fidelidad de sus seguidores y clientes, necesita ser coherente, y su público consumidor le exige cada día más, y cuando no la percibe, es foco de críticas y de abandono.
Otro caso actual, es la clase política española, que siendo que los políticos siempre han sido mal visto en general en España, ahora según el barómetro del CIS están en su más bajo nivel de popularidad de su historia, simplemente por que los partidos políticos, como marcas, sin entrar en temas éticos, parece que no tienen claro que por su posición y poder, deben ser ejemplo de honradez para el pueblo, y deben mantener coherencia entre lo que piden a los ciudadanos, y más en épocas de crisis, y lo que ellos hacen, o han hecho, de lo contrario, su discurso no es más que papel mojado, sin ninguna credibilidad para nadie, como también le pasa a alguna que otra institución más.
Y para terminar, podríamos citar a un buen ejemplo de coherencia de marca, como podría ser las cadenas de supermercados Consum, el cual empieza por ser una cooperativa que defiende una serie de valores poniéndolos en práctica, y continúa siguiendo unas pautas exigentes de contribución a la sociedad, en múltiples formas, entre ellas los bancos de alimentos tan famosas, dignas de reconocer y admirar como ejemplo de coherencia de marca.
Y es que al final esta coherencia siempre necesaria y ahora más que nunca puede hacer que se decante la balanza hacia el lado correcto y fidelizar al cliente o por contra perderle para siempre porque ni con toda la inversión posterior puede que logremos recuperar un cliente perdido.