Pequeños cambios, grandes consecuencias


Pequeños cambios, grandes consecuencias
Pequeños cambios, grandes consecuencias

Desde que tuve la posibilidad de trabajar en Internet, me atrajo y busqué montar un modelo de negocio de sistema, y no de hacer consultoría, es decir, hacer productos online que tuvieran usuarios, y no tener que trabajar codo con codo directo con clientes.

Aunque con el tiempo te das cuenta, que los usuarios pueden ser un cliente muy exigente, y que la masa de usuarios es sin duda tu cliente más exigente de todos. Aunque también es cierto que es totalmente distinto dar soluciones ad-hoc a cada cliente en consultoría, que hacerlo para miles de usuarios desde un sistema, ya que los sistemas permiten ser eficientes y escalables. Porque una sola solución tiene múltiples beneficiarios.

Pero al crear un sistema, y más si éste crece y tiene un mínimo de éxito, te vas dando cuenta que has creado una criatura, un ente que muchos otros usan, que se asemeja a un producto porque tiene su interfaz, pero también se parece a un país con su reglas y legislación, y que por tanto, cada cosa que haces en el sistema por pequeña que parezca, tiene sus consecuencias. A veces incluso cambios insignificantes para ti, suponen grandes cambios o un desastres para el resto.

El otro día, Juan Diego Polo comentaba una noticia de The Newt Web, donde anunciaba Facebook que rehacía el plugin de Me gusta, pasando de pesar 245K a 46K, multiplicando con ello por cuatro su velocidad de carga, lo que supondría que los miles de millones de páginas web que usan estos widgets cargarían más rápido, y en general Internet sería mejor para todos.

O de modo similar, la decisión de Twitter de dejar de dar soporte a las fotos de Instagram de forma integrada supone realizar un click más a millones de personas cada día.

Y es que a veces parece que no somos conscientes, hasta que punto crear un sistema es una responsabilidad por el poder que otorga a quién lo dirige a administra, casi como sucede con los gobiernos.

Nosotros en AdLemons, evidentemente en mucha menor escala que los anteriores, somos conscientes de esto, y esto hace que a la hora de tomar decisiones tengamos que tomar en cuenta todas las variables posibles.

Pero aún así no es sencillo, y para intentar acertar al máximo, no queda más remedio que intentar validar la respuesta todo lo posible, o consensuarla para que no sea una contra medida en vez de simplemente una mejora. Pero incluso así, te das cuenta que existen ocasiones en que le bien común debe primar sobre el individual y desgraciadamente algunas veces acaba habiendo afectados y daños colaterales.

La parte dulce de todo esto es que los sistemas benefician a muchísima gente, y que los beneficios son muy grandes, por eso proliferan tanto, porque hacen eficiente y sencillo lo que a nivel individual no sería posible. Y desde mi experiencia, y a pesar de no ser sencillo como digo, creo que hay pocas cosas que den tanta satisfacción como trabajar diariamente en algo que sea importante para otros.

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