
Cuando nacieron los blogs hicieron algo distinto a lo que había hasta el momento, poner fecha a un contenido en Internet, y de forma inevitable esa marca temporal se convertía así en su fecha de caducidad. Por lo que a continuación ese sitio web, a medida que pasaba el tiempo necesitaba de nuevo contenido para seguir vivo y no parecer abandonado o caducado.
Más tarde, al surgir las redes sociales, ya adoptaron el concepto de «newsfeed» como parte propia, desde Twitter, hasta Facebook, Linkedin, Pinterest, y todas tienen como eje principal ofrecer un río de noticias o de actualizaciones continuas comunes en el que trascurre todo a una velocidad frenética. Pero las redes sociales mantienen reminiscencias del pasado, con contenido estático como los perfiles de página, o de usuario, así como lo hacían los blogs con las páginas del Acerca de, el Contactar y demás. Aunque en la actualidad incluso en dichas páginas casi estáticas se incorporan también su contenido caducable que son nuestras actualizaciones propias.
Pero unido a esto, conforme migramos hacia el entorno móvil y a pesar de que en el ordenador las redes sociales tienen sus clara diferencias entre ellas, en el nuevo espacio donde todo va a parar, al reducirse la pantalla por cuestiones de espacio físico, lo que queda o lo que se prioriza al final en todas ellas es ese flujo de información al que nos podemos asomar en un momento del tiempo, el que ocurre casi en el presente, justo en el instante después de que nuestros contactos compartan con nosotros, publicando su nuevo contenido efímero. Lo que hace que desde el móvil cada día sea más difícil distinguir si estoy en Facebook, en Twitter, en Instagram o Tumblr.
Pero este cambio de lo estático a lo fluido, trae consigo múltiples consecuencias, los contenidos ya no esperan ser solemnes, al menos no es la prioridad, prefieren ser útiles, originales o impactantes, aunque su impacto y gloria sea puntual. La información que se publica tiene así un ciclo de vida más corto, y con más frecuencia necesita que se refresque para ocupar un instante del timeline. La necesidad por tanto de estar conectado y llenando dicho flujo aumentan, y cuanto más presente se está, más se es premiado por ello, en teoría si lo que se aporta tiene valor, y se es recompensado en forma de seguidores de comunidad y de los beneficios que esta nos aporta porque pueden amplificar nuestro mensaje, pudiendo estar visible es más ventanas de usuario al mismo tiempo.
Se entra así en una carrera que parece no tener límite y a la vez no parece ser recompensada el esfuerzo como antes, porque cada día la cantidad de updates es mayor y cada uno de los tiempos de atención individual se reducen inevitablemente. Esto genera en nosotros sensaciones contrapuestas, por un lado los que no pueden o les falta algo si no están siempre conectados recibiendo su dosis de realidad momentánea, y los que por contra, bien por saturación e infobesidad, o bien por que reniegan de la tecnología y de su posible adicción de forma preventiva desde la raíz.
Y es que a mi en particular, me encanta vivir lo tiempos que vivimos, tan efervescentes, tan dinámicos y revolucionarios, en los que ocurren tantas cosas en tan poco tiempo, y en las que además conocemos todos y cada uno de sus detalles, independientemente los kilómetros o diferencias que nos separen. Y con ello ponemos a prueba y aumentamos a diario nuestras capacidades de atención y digestión de la información. Y es que al final, no es más que otro de tantos cambios de tendencia, que llevará consigo ganadores y perdedores, o mejor dicho, los que se adapten del modo más optimo posible al cambio, y los que se queden por el camino por no saber adaptarse mejor a él.
¿En que bando estás tú y qué opinas al respecto?
Interesante reflexión, y estoy totalmente de acuerdo, los tiempos de atención se reducen y hay que adaptarse… pero el proceso de adaptación es apasionante. ¡Un saludo!
Me gustaMe gusta
Gracias Esther. Estamos de acuerdo. Aunque seguro que no todos piensan lo mismo.
Me gustaMe gusta